Los cosacos fueron una de las palancas más importantes de influencia política y militar de la Rusia zarista en Irán, cuyo nombre oficial hasta 1935 fue Persia. La brigada cosaca persa, dirigida por oficiales rusos, apareció en el país en 1879 durante el reinado de Nasreddin Shah Qajar. Hasta el final del dominio político-militar del Imperio Ruso en Irán, esta unidad era considerada la fuerza de combate organizada más importante del ejército del Shah. A lo largo de toda la existencia de la brigada, su máximo liderazgo estuvo a cargo de oficiales rusos.

Contexto

Los cosacos marchan sobre Berlín.

Los rusos y los cosacos son irreconciliables.

Donde mandan los cosacos

Así, como escribe el historiador Rahim Namvar en su libro “Un breve bosquejo de la revolución constitucional en Irán”, “la Brigada cosaca persa era una fuerza armada inspirada en el ejército ruso, y en realidad estaba bajo su mando, sujeta a las órdenes del uno al mando cosaco ruso. El presupuesto de esta unidad militar fue transferido directamente a su mando a través del Banco Ruso de Contabilidad y Préstamos a expensas del gobierno iraní, pero no controlaba a los cosacos”.
En sus memorias, el famoso viajero iraní y participante en la Revolución Constitucional, Mohammad Ali Sayah Mahalati, informa que en 1905, el cuerpo cosaco en Persia contaba con unas mil personas y era la unidad militar más eficaz del país. país.

Sin embargo, a pesar de que los cosacos se mantuvieron a expensas del gobierno del Sha, estaban bajo la influencia de la embajada rusa. Los salarios, manutención y otros gastos se pagaban con los derechos de aduana en las fronteras del norte de Persia, que iban al Banco de Contabilidad y Préstamos. Su dirección, siguiendo las órdenes del embajador ruso en Teherán, realizó todos los pagos necesarios sin siquiera informar de ello a las autoridades persas. Como escribe el historiador soviético Mikhail Pavlovich en su monografía “Persia en la lucha por la independencia”, “los salarios y provisiones de los oficiales y soldados de la brigada cosaca persa dependían del gobierno ruso. En materia política, su comandante, designado y enviado desde San Petersburgo, actuó teniendo en cuenta la posición del embajador ruso en Teherán. El comandante recibió su salario del Banco de Contabilidad y Préstamos y todas las órdenes necesarias de la misión diplomática rusa. En una palabra, era un agente directo del gobierno zarista".

Durante la Revolución Constitucional en Irán, fueron las fuerzas de la Brigada cosaca persa las que dispararon contra el primer parlamento nacional en 1908. Por cierto, el propio Banco de Contabilidad y Préstamos, que apoyó financieramente a los cosacos, los atrajo principalmente para garantizar la seguridad de sus fondos y la seguridad de su personal.

Además del hecho de que las sucursales de este banco en Teherán y otras regiones del país estaban bajo la protección de la Brigada cosaca persa, sus funciones incluían acompañar a los representantes de la dirección del banco en sus viajes por todo el país y controlar el transporte de su efectivo y otra carga. La mayoría de los investigadores de la época se inclinan a creer que esta formación jugó un papel negativo en la vida política de Irán en aquellos años. En particular, se proporciona información de que fue el Banco de Contabilidad y Préstamos, que pagó fondos para el mantenimiento de la Brigada cosaca persa, el que determinó sus objetivos, defendiendo al mismo tiempo los intereses político-militares del Imperio ruso.

En sus memorias, el cónsul general alemán en Tabriz, Wilhelm Liten, que trabajó en Irán antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, describió en detalle la brigada cosaca persa y destacó el papel desempeñado por el Banco de Contabilidad y Préstamos en el fortalecimiento de esta formación militar. . Según su información, la Brigada cosaca persa se fundó en 1879, cuando estaba dirigida por el coronel Alexey Domontovich. En 1882, el mando pasó al coronel Pyotr Charkovsky, en 1885 fue reemplazado por el coronel Alexander Kuzmin-Karavaev y en 1890 el coronel Konstantin Shneur fue designado para este cargo. Luego, en 1896, el liderazgo de la brigada fue confiado al coronel Vladimir Kosogovsky, ya en 1903 el coronel Vladimir Lyakhov tomó su lugar y en 1907 el coronel Príncipe Nikolai Vadbolsky fue nombrado nuevo comandante.

Según Liten, la Brigada cosaca era una unidad militar persa comandada por oficiales rusos y subordinada al alto mando del ejército ruso. Cada año se gastaban en su mantenimiento 342 mil tomanes (lo que equivalía a casi 1,2 millones de marcos al tipo de cambio de la época), pero en 1913 esta cantidad se incrementó a 900 mil tomanes (3,5 millones de marcos). Estos fondos fueron pagados directamente por el Banco de Contabilidad y Préstamos de Irán con los ingresos de los derechos de aduana en el norte del Sha.

El presupuesto de esta formación fue elaborado por su comandante, quien no presentó cuentas ni al gobierno del Shah ni al tesoro. La brigada tenía 1.600 personas, pero en 1913 se fundaron unidades en otras ciudades iraníes: Tabriz, Rasht y Hamadan, por lo que se incrementó el número de efectivos. Inicialmente, se hicieron esfuerzos para utilizar a los cosacos como gendarmes en las carreteras del norte de Persia, pero debido al desacuerdo del coronel Vadbolsky, este plan no pudo implementarse.

En esencia, la Brigada cosaca persa era una formación militar de la corte que se utilizaba para desfiles y como guardia que protegía personalmente al Sha y a los enviados rusos. Sin embargo, desde el comienzo de su existencia en 1879, ni un solo oficial ruso murió en el cumplimiento de su deber ni resultó herido. A modo de comparación, presentamos este hecho. Los oficiales suecos, que organizaron el servicio de gendarmería en Irán en 1911, sólo en 1914 perdieron a seis personas muertas en cumplimiento del deber. El puesto de comandante de la brigada cosaca persa era muy rentable para su dueño, pero los oficiales subordinados lo trataban sin mucho respeto.

Después de la derrota del zarismo en Rusia, la Brigada cosaca persa, junto con otras unidades rusas, juró lealtad a Gran Bretaña.

Para terminar, hay que decir que los cosacos desempeñaron un papel fundamental en el golpe de Estado de 1921. Al igual que en 1908, cuando, bajo el mando del coronel Lyakhov, miembros de la brigada cosaca persa dispararon contra el parlamento iraní, 13 años después, al participar en otro golpe político, asestaron un golpe aún más aplastante a los logros del Consejo Constitucional. Revolución.

A finales del siglo XIX. Los imperios de Oriente Medio declinaron lentamente. Mientras las potencias europeas competían por las posesiones coloniales, el Sha de Persia ni siquiera tenía un ejército regular. En caso de ataque, se formaba un ejército temporal, cuyos soldados eran suministrados por los líderes tribales. Un ejército así estaba mal entrenado y no podía ofrecer una resistencia seria.

En el vecino Imperio Otomano, el sultán llamó a instructores alemanes y franceses para reorganizar el ejército, mientras que Inglaterra y el Imperio ruso abogaban por tener influencia en Persia. Los historiadores ingleses estafan. XIX - temprano Siglo XX, como Lord Curzon o Edward Brown, niegan la política colonialista de Inglaterra en Persia. Argumentan que Persia era mucho más importante para Rusia y que la principal prueba de la influencia rusa fue la formación de la brigada cosaca persa.

Formación de la brigada cosaca persa

El poder militar de Persia se vio significativamente debilitado por las guerras con Rusia de principios del siglo XIX. Los intentos del heredero de Fath Ali, Shah Abbas Mirza, de reformar el ejército siguiendo líneas europeas con la ayuda de oficiales franceses y británicos sólo condujeron a un mayor caos. Durante el reinado de Muhammad Shah (1834-1848), junto con su primer ministro, el sufí Khaja Mirza Aghasi, el ejército persa perdió los últimos restos de su antiguo poder. Nasser ed-Din Shah (1848-1896) no hizo ningún intento de rectificar la situación. La corrupción generalizada y el declive general impidieron cualquier reforma. El ejército, que había reprimido con éxito el levantamiento babita al comienzo del reinado del Sha, se encontró completamente desmoralizado. Aunque los persas lograron ocupar Herat en 1857 durante la guerra anglo-persa, la intervención británica en el sur del país demostró la indefensión de Persia frente a Occidente. Durante las batallas en Fars y Juzestán, el ejército persa, que superaba en número a los británicos diez veces, huyó presa del pánico. Unos años más tarde, la batalla con los turcomanos en Khorasan demostró que los persas eran más débiles incluso que los nómadas semisalvajes de Asia Central.

Nasser ed-Din Shah fue el primer gobernante persa en visitar países occidentales. Mientras viajaban por Rusia, Alemania, Austria, Francia y Gran Bretaña, el Sha y los ministros que lo acompañaban quedaron impresionados por el porte militar y los hermosos uniformes de las distintas tropas europeas. Al regresar a casa, al Sha se le ocurrió la idea de reformar su propio ejército. En su segundo viaje a Europa en 1878, Nasser ed-Din pasó por el Cáucaso, que estaba repleto de tropas rusas tras la reciente guerra con el Imperio Otomano. El Sha iba acompañado a todas partes por un destacamento cosaco. Al Shah le gustó tanto su elegante uniforme y su magnífica equitación que expresó al virrey del Cáucaso, el gran duque Mikhail Nikolaevich, su intención de crear un destacamento de caballería similar en Persia. Antes de esto, el Shah había pensado en confiar a oficiales austriacos la reorganización de la infantería y la artillería, pero no de la caballería.

El gran duque Mijaíl Nikolaevich informó al zar Alejandro II del deseo del sha y éste permitió que varios oficiales fueran enviados a Irán. El jefe del distrito militar de Tiflis, el general Pavlov, eligió al teniente coronel Alexei Ivanovich Domontovich, que acababa de regresar de la guerra con los turcos. El teniente coronel recibió dinero, un traductor y libertad de acción.

A finales de noviembre de 1878, Domontovich entró en Persia y en enero de 1879 llegó a Teherán. Al enterarse de su llegada, el Sha organizó una revisión de caballería. Los jinetes reunidos en la llanura cerca de Eshratabad presentaban un espectáculo triste. Cuando el sha pasó a caballo, los soldados de caballería hicieron una reverencia. Pero tan pronto como se alejó diez pasos, empezaron a hablar. Algunos desmontaron, compraron fruta a los vendedores ambulantes cercanos o se sentaron en el suelo y encendieron sus pipas. Las tropas no conocían el entrenamiento. Muchos montaban caballos prestados por un día en los establos de los nobles teheranos, ya que ni siquiera la guardia personal del Sha tenía suficientes caballos. Sólo por cortesía, Domontovich tuvo que admitir que la situación del ejército era buena. Después de esto, el teniente coronel partió hacia Rusia y regresó en abril de 1879 con tres oficiales y cinco sargentos.

El comandante de la primera brigada, coronel Domontovich.

Se sabe mucho sobre la brigada cosaca, ya que muchos de los oficiales dejaron memorias. Las más interesantes son las memorias de los comandantes de brigada Domontovich y Kosogovsky, mientras que las memorias de Kalugin son inexactas. Entonces, se equivocó con la fecha de creación de la brigada y nombró a Kosogovsky como el primer comandante.

Desde el principio, los oficiales rusos se enfrentaron a una serie de dificultades. El Sha prometió entregar algunos de los jinetes de su guardia personal a la brigada cosaca, pero el jefe de la guardia, Ala od-Dole, se opuso. Temía perder parte de sus ingresos y logró disuadir al Sha. Domontovich pasó tres meses sin trabajo. Finalmente, se le asignaron 400 muhajirs, descendientes de musulmanes transcaucásicos que huyeron de Rusia a Persia a principios del siglo XIX. Se convirtieron en la base de la brigada cosaca. Domontovich los entrenó intensamente y, a finales del verano de 1879, pudo presentar la brigada al Shah para su revisión.

El Sha se mostró complacido y ordenó aumentar el destacamento a 600 personas. Pero, a pesar de todos los privilegios de los cosacos, los muhajirs no querían reponer las filas de la brigada. Entre ellos se difundieron rumores de que los llevarían a Rusia y los convertirían por la fuerza al cristianismo. Como resultado, el Sha ordenó el reclutamiento de 200 voluntarios, incluidos representantes de diversas minorías religiosas y étnicas.

El comandante de la brigada cosaca fue designado por el gobierno ruso en el Cáucaso y no por el gobierno persa. El comandante y otros oficiales rusos sirvieron bajo el contrato durante varios años, a veces los términos del contrato cambiaron. Durante la época de Domontovich, había 9 oficiales rusos en la brigada, en 1920 su número llegó a 120 personas.

Los persas también pudieron avanzar en las filas de la brigada, lo que más tarde se convirtió en una fuente de conflicto. Los muhajirs, que tenían privilegios oficiales desde la creación misma de la brigada, no estaban contentos de que cualquier persa, incluso de origen humilde, pudiera convertirse en oficial y comandarlos. Hasta mediados de la década de 1890. Los hijos de oficiales podían heredar los rangos de sus padres sin preocuparse por el servicio ordinario.

Además de la falta de disciplina interna y los conflictos entre grupos sociales, la brigada cosaca sufrió de escasez de suministros. Esto se debió tanto a la difícil situación financiera de la corte persa como a las intrigas de ciertos aristócratas influyentes en la corte.

Otro problema para la brigada cosaca fue el enfrentamiento entre los oficiales-comandantes rusos y los representantes diplomáticos rusos en Teherán. Aunque a veces los comandantes y embajadores actuaron juntos en interés de la brigada cosaca y los intereses más amplios de la política rusa en Persia, con mayor frecuencia los diplomáticos rusos frustraron deliberadamente cualquier intento de los comandantes de brigada de obtener el apoyo del gobierno persa o de funcionarios de alto rango en Rusia. . Una pelea entre la esposa del embajador ruso y la esposa de Domontovich arruinó la relación del comandante de brigada con la embajada rusa. La embajada no sólo se negó a apoyar al coronel, sino que también comenzó a tejer todo tipo de intrigas contra él. Como señaló otro comandante de brigada, Kosogovsky, en sus memorias, al embajador ruso le desagradaba tanto Domontovich que incluso escribió al virrey del Cáucaso, acusando al comandante de brigada de traicionar los intereses de Rusia.

Brigada en la década de 1880

El contrato de Domontovich terminó en 1881 y el Sha lo renovó inmediatamente. El coronel se fue de vacaciones a Rusia durante cuatro meses y nunca regresó a Persia. Probablemente, el virrey del Cáucaso escuchó la opinión del embajador ruso y el coronel Charkovsky fue a Teherán en lugar de Domontovich. El gobierno ruso intentó convencer al Sha de que Charkovsky era mucho mejor que Domontovich, pero este último dejó una impresión tan indeleble en el Shah que después de la renuncia de Charkovsky, nuevamente comenzó a suplicar que enviara a Domontovich a Teherán. La petición del Shah fue denegada, por lo que desde el principio la elección de los comandantes de la brigada cosaca persa dependió enteramente de la decisión del departamento militar ruso en el Cáucaso.

El único mérito de Charkovsky como comandante de brigada fue la adquisición de cuatro cañones en 1883. En 1886, fue reemplazado por el coronel Kuzmin-Karavaev, quien encontró a la brigada en una situación financiera difícil. Insatisfecho con Charkovsky, el gobierno persa redujo la financiación de la brigada en 6.000 tomanes. Sin embargo, Kuzmin-Karavaev encontró apoyo en la persona del embajador ruso en Teherán, el ayudante general príncipe Dolgoruky. El comandante de la brigada no sólo logró devolver 6.000 tomanes, sino que también recibió 4.000 tomanes adicionales para las necesidades de la brigada al año. Durante su servicio en Teherán, pagó todas las deudas de la brigada, pero no avanzó en su entrenamiento militar.

En 1890, el coronel Shneur fue nombrado comandante de la brigada, completamente diferente a su predecesor. Shneur esperaba que los persas aumentaran su financiación, impresionados por las marchas militares. Sin embargo, sus esperanzas no se cumplieron y pronto el coronel se vio incapaz de pagar los salarios de los cosacos. Shneur aprovechó una antigua costumbre persa: para no pagar a los soldados, los envió con licencia indefinida. Epidemia de cólera de 1891-1892. desmoralizó aún más a los cosacos y muchos de ellos huyeron de Teherán.

Entre otros problemas, se informó a Shneur que el Sha quería inspeccionar la brigada. Para el coronel fue un fracaso: de 600, sólo 450 cosacos, incluidos oficiales y mercenarios, estuvieron presentes en la revisión. El sha recortó inmediatamente el presupuesto de la brigada en 30.000 tomanes, casi un tercio. Con la ayuda de la embajada rusa, Shneur logró devolver 12.000 tomans. Junto con el embajador, el Shah decidió reducir la brigada a 200 personas, excluyendo mercenarios, músicos y un pequeño destacamento de infantería.

Después de la partida de Shneur en mayo de 1893, el capitán Bellegarde se convirtió en comandante de brigada. En lugar de un entrenamiento serio, la mayor parte del tiempo preparaba a los cosacos para los desfiles. La brigada cosaca rápidamente cayó en mal estado y se parecía cada vez más al antiguo ejército persa. El Sha quedó decepcionado. Su hijo y ministro de Guerra, Kamran Mirza Naib os-Sultane, insistió en la disolución de la brigada, dejando sólo 150 cosacos bajo el mando de un oficial ruso como guardia personal del Sha. El Sha no podía decidirse: por un lado, ya había acordado con el embajador alemán la llegada de instructores alemanes en lugar de rusos y, por otro lado, temía ofender al gobierno ruso. Sin embargo, los alemanes pidieron un precio demasiado alto por sus servicios y la decisión se tomó a favor de los rusos.

El apogeo de la brigada cosaca bajo el mando de Kosogovsky.

En ese momento, llegó a Teherán un nuevo comandante de brigada, el coronel Vladimir Andreevich Kosogovsky. El problema en la brigada eran los muhajirs. Se consideraban una aristocracia militar y honraban los privilegios heredados. Los cosacos muhajir a menudo contrataban sirvientes para cuidar los caballos, se negaban a realizar cualquier trabajo manual en el cuartel y eran groseros y desobedientes. Muhajir podía tomarse un permiso sin permiso y regresar como si nada hubiera pasado. El Shah, que veía a los muhajirs como "defensores de la religión", no sólo no los castigó por tales acciones, sino que, por el contrario, exigió que fueran recompensados ​​por su regreso. A las quejas de Kosogovsky, el Sha solía responder: "No los respetas lo suficiente, por eso huyen de ti".

Los intentos de Kosogovsky de fortalecer la disciplina llevaron al levantamiento de Muhajir. En mayo de 1895 abandonaron la brigada, llevándose consigo 20.000 tomanes de salario. El gobierno persa esperaba que la brigada colapsara: solo faltaba un año para que expirara el contrato de Kosogovsky. El Ministro de Guerra persa ya ha iniciado negociaciones con los británicos. Al enterarse de esto, el embajador ruso no pudo mantenerse al margen. Un poco de presión sobre el Shah fue suficiente para que decidiera mantener la brigada bajo el mando de Kosogovsky.

En mayo de 1895, Kosogovsky obtuvo una audiencia con el Sha. Junto con el embajador ruso, el comandante preparó un acuerdo en el que propuso las siguientes condiciones: los muhajirs servirán en la brigada en igualdad de condiciones con el resto del personal; Los poderes del comandante deberían ampliarse, y éste obedecería sólo al Shah y su Sadrazam (Primer Ministro). Sadrazam también asumió la responsabilidad de financiar la brigada, eliminando por completo al Ministro de Guerra de todos sus asuntos. El Sha y Sadraz firmaron inmediatamente este acuerdo. El Ministro de Guerra intentó oponerse, pero el Sha lo amenazó con dimitir y también firmó el acuerdo.

La solución al problema con los muhajirs condujo inmediatamente al fortalecimiento de la brigada cosaca. Se abolió la práctica de la transferencia hereditaria de rango y ahora, para recibir el rango de oficial, un cosaco tenía que ascender en la escala profesional, comenzando desde abajo. Pronto Kosogovsky recibió un destacamento bien organizado, entrenado y disciplinado.

El asesinato del Shah Nasser ed-Din y la lucha por el poder

Hasta la primavera de 1896, la brigada demostró sus capacidades sólo en desfiles. El asesinato de Shah Nasser ed-Din el 1 de mayo de 1896 provocó una crisis que dio a la brigada la oportunidad de mostrarse. Durante los 48 años del reinado de Shah Nasser ed-Din, la situación en Persia no hizo más que empeorar. Comenzó su reinado con el asesinato de miles de súbditos bahá'ís, seguidores del Báb. El Sha sumió al país en una guerra innecesaria que acabó en derrota. Entregó la gestión de los asuntos internos a extranjeros para conseguir dinero para sus propios caprichos. 48 años de poder de Nasser ed-Din provocaron una disminución de la moral pública, estancamiento económico, empobrecimiento general y hambre.

Cuando Mirza Reza Kermani, seguidor de Jamal ed-Din Afghani, asesinó al Sha, el país estaba al borde del desastre. En Isfahán, el hijo mayor del Sha, Zell os-Sultan, reclamó el trono con el apoyo de su ejército personal, en Teherán, Kamran Mirza, el hijo favorito del Sha. Como Ministro de Guerra y Gobernador de Teherán, Kamran Mirza se encontró en una posición más ventajosa. El heredero al trono, Muzaffar ed-Din Mirza, se encontraba en Tabriz. Sin embargo, su salud era delicada, lo que inevitablemente provocó una lucha de poder entre los hermanos. El Sha era el único garante de la ley y el orden. Si el pueblo hubiera sabido de su muerte, ni la policía ni el ejército débil y poco fiable habrían podido hacer frente a los levantamientos populares.

El asesinato del sha tuvo lugar a primera hora del día en un santuario en las cercanías de Teherán. Tan pronto como cayó al suelo, Amin os-Sultan, que estaba cerca, envió un mensajero a Kosogovsky con la noticia del atentado contra la vida del Shah. Los Sadras ordenaron convocar a Sardar Akram, comandante de nueve regimientos azerbaiyanos, Nezam od-Dowle, comandante de artillería, y al coronel Kosogovsky para evitar disturbios y la difusión de rumores. En una nota a Kosogovsky, Sadraz escribió que la herida no era grave y que el Sha regresaría a Teherán por la noche. De hecho, el Sha ya estaba muerto y Amin Os-Sultan sólo intentaba ganar tiempo.

Cuando el cuerpo del Sha fue llevado a Teherán por la noche, Kosogovsky se dio cuenta de la gravedad de la situación. Ahora sólo podía obedecer directamente a Sadrazam. Al poco tiempo, el comandante reunió una brigada y comenzó a patrullar las calles de Teherán. Los rumores sobre el asesinato del Sha ya habían comenzado a extenderse por toda la ciudad, pero se evitaron fuertes disturbios. El peligro lo representaba Kamran Mirza Naib os-Sultane, cuyo deseo de ocupar el lugar del Sha era conocido tanto por los rusos como por los británicos. El heredero legítimo, Muzaffar ed-Din, estaba lejos en Tabriz, y Naib os-Sultan, como comandante del ejército, podía intentar hacerse con el poder en Teherán. Kosogovsky informó al Ministro de Guerra que los gobiernos ruso y británico reconocían a Muzaffar ed-Din como el gobernante legítimo, por lo que Naib os-Sultane debía obedecer a su hermano sin demora. Asustado, Kamran Mirza juró lealtad al nuevo Shah.

El 7 de junio de 1896, el nuevo Sha, acompañado por una brigada cosaca, entró en Teherán. A partir de ese momento su influencia comenzó a fortalecerse, y durante los siguientes veinte años la brigada jugó un papel importante en la política persa, siendo un instrumento de la influencia rusa. A partir de 1896, la brigada asumió una serie de funciones de seguridad interna. Se enviaron pequeños destacamentos a las provincias de Persia bajo el liderazgo de los gobernadores locales. En 1901, los cosacos ayudaron a reprimir el levantamiento en Fars. En 1903, Kosogovsky fue reemplazado por el incompetente coronel Chernozubov, bajo el cual la brigada nuevamente comenzó a decaer. Como resultado, el departamento militar ruso lo llamó antes de lo previsto, y en 1906 el coronel Vladimir Platonovich Lyakhov asumió el puesto de comandante de la brigada cosaca.

Participación de la brigada en la Revolución Constitucional bajo el mando del coronel Lyakhov

Muzaffar ed-Din Shah, que tenía mala salud, puso la mayor parte de la industria del país bajo control de extranjeros. Así, en Persia operaba el Banco de Inglaterra, que imprimía dinero gubernamental, desobedeciendo por completo al gobierno persa. En 1906, el Sha firmó la tan esperada constitución y 40 días después murió de un infarto. Una Revolución Constitucional estalló en el país, que duró de 1906 a 1911. La brigada cosaca jugó un papel importante en ello.

En 1907, el hijo de Muzaffar ed-Din Shah, Muhammad Ali Shah, ascendió al trono. El Majles (parlamento), formado de conformidad con la Constitución, representaba a los oponentes del Sha. El 22 de junio de 1908, el Sha nombró al coronel Lyakhov gobernador militar de Teherán. Al día siguiente, el coronel Lyakhov, seis oficiales más y cosacos con seis armas irrumpieron en el edificio donde se reunía el Majles. Durante la disolución del parlamento murieron varios centenares de personas.

Un extracto de la serie histórica "Khezar Dastan" con una escena de la destrucción del parlamento por una brigada cosaca.

En 1909, un destacamento de 400 cosacos participó en el asedio de Tabriz, cuyos habitantes se oponían al Sha. Sin embargo, los cosacos no pudieron detener el avance de los partidarios constitucionales hacia Teherán y el 13 de julio de 1909 los constitucionalistas entraron en la ciudad. Muhammad Ali Shah, con una escolta de cosacos, huyó del apartamento de verano de la embajada rusa al norte de Teherán. Cuando el parlamento restaurado destituyó al Sha, su hijo menor y heredero, Ahmad Shah, fue llevado a Teherán bajo la protección de cosacos y cipayos británicos. Ahmad Shah, de 14 años, no tenía poder real, pero el coronel Lyakhov aceptó servir al nuevo régimen.

El colapso del imperio ruso y la brigada cosaca.

El derrocamiento de la monarquía rusa en marzo de 1917 afectó la disciplina y la moral de los cosacos, pero la brigada no se desintegró. Los oficiales del ejército zarista se oponían a los comunistas. En 1918, algunos regresaron a Rusia y se unieron a la Guardia Blanca, pero muchos permanecieron en la brigada cosaca. Decidieron apoyar la lucha del gobierno persa contra la revolución y oponerse a la intervención soviética en el norte de Persia. En 1920, Gran Bretaña comenzó a financiar la brigada cosaca, con la esperanza de utilizar a los cosacos para reprimir la actividad comunista y los levantamientos antigubernamentales en el norte de Persia.

Durante 1919-1920 Los cosacos lucharon contra el Ejército Rojo en la costa del Caspio y en Azerbaiyán. Después de las primeras victorias en Mazandaran, los cosacos fueron derrotados en Gilan y obligados a regresar a Qazvin. En Teherán comenzaron a difundirse rumores de que los oficiales rusos no eran de fiar y colaboraban con el ejército británico o soviético. Sin embargo, Ahmad Shah no creyó en los rumores, ya que consideraba que la brigada cosaca era su arma más poderosa. En octubre de 1920, los británicos llegaron a la conclusión (o intentaron hacer que pareciera) que el comandante de la brigada, el coronel Staroselsky, estaba obteniendo victorias ficticias sobre los comunistas. Intensificaron la campaña contra los oficiales rusos y pronto dimitieron el coronel Staroselsky y casi otros 120 oficiales rusos. Así terminó la influencia rusa en Persia. Después de su partida, Reza Khan, que anteriormente había servido como brigadier (mirpanj), se convirtió en comandante de brigada, y los oficiales británicos también se unieron a la brigada.

Con la ayuda de un destacamento de 1.500 a 3.000 cosacos, Reza Khan capturó posiciones clave en Teherán del 20 al 21 de febrero. Primero asumió el cargo de comandante del ejército y luego ministro de Guerra. Habiendo ganado poder sobre el ejército persa, Reza Khan comenzó a centralizarlo según el modelo europeo, con la brigada cosaca, rebautizada como división, formando la base del nuevo ejército. En 1925, el nuevo ejército contaba con 40 mil personas. En el verano de 1925, Reza Khan llevó a cabo un golpe de estado, derrocando a Ahmad Shah Qajar y convirtiéndose en el primer Sha de la dinastía Pahlavi.

Así, la brigada cosaca persa jugó un papel importante en los principales acontecimientos políticos en Persia. XIX - temprano Siglos XX Sometiéndose al departamento militar ruso, los oficiales rusos en momentos críticos apoyaron a los gobernantes legítimos de Persia, evitando que el país se desmoronara.

Cuarenta cosacos de los Urales que abandonaron el fuerte Alexandrovsky en abril murieron en el camino en escaramuzas con destacamentos rojos y bandas locales que no obedecieron a nadie. Los que sobrevivieron, 160 personas lideradas por Ataman Tolstov, cruzaron la frontera persa el 22 de mayo de 1920.
En Persia, el grupo de Tolstoi fue bien recibido. El gobernador de la región fronteriza les proporcionó alojamiento y refugio. Los cosacos finalmente pudieron descansar un poco después de largas pruebas y también recibir tratamiento, tras lo cual fueron enviados a Teherán bajo vigilancia.
Mientras tanto, en el país en el que recibieron asilo reinaba el mismo caos que en Rusia en 1917 y se gestaba su propia guerra loca. Aquí había liberales, cadetes y comunistas. Había Jengelianos (gente del bosque) liderados por Kuchuk Khan, que contaba con el apoyo de la Rusia soviética. El sultán persa Ahmad, de la dinastía Qajar, en realidad no gobernó el país. Persia estaba parcialmente ocupada por Gran Bretaña. Y en Persia había una brigada cosaca persa bajo el mando del general Reza Pahlavi. La brigada fue formada por instructores militares rusos allá por los años 80 del siglo XIX y era el salvavidas del Sha. Estaba formado por rusos y persas y durante mucho tiempo sirvió como instrumento de la influencia rusa en el país. Reza Pahlavi comenzó como soldado raso en la brigada cosaca persa y ascendió al rango de comandante. Apoyándose en la brigada cosaca persa de diez mil hombres, Pahlavi buscó restablecer el orden en el país y establecer un poder duro. En sus aspiraciones era similar a Kornilov. Al general ruso le encantaba rodearse de asiáticos, y al asiático Pahlavi le encantaba rodearse de rusos. Muchos oficiales y soldados de los ejércitos blancos derrotados buscaron y encontraron refugio en Pahlavi. El grupo de Tolstoi también llegó a Pahlavi. La última campaña del último jefe del ejército cosaco de los Urales terminó en Teherán.
Capítulo 6. Motivos persas.

"Lo sabemos, somos esa flotilla de la que estás hablando", se animó Pahlavi. Una semana antes de que usted llegara a Persia, esta flotilla desembarcó en Anzeli, recuperó los barcos y partió hacia Rusia. Pero los destacamentos bolcheviques permanecieron, comandados por un tal Blyumkin. Blumkin se puso en contacto con nuestro Kuchuk Khan, juntos proclamaron la República Socialista Soviética de Persia...
- ¡Así es! - exclamó Tolstoi interrumpiendo a su interlocutor. ¿Te han afectado los soviéticos?
“Lo tenemos”, confirmó Pahlavi. Kuchuk Khan es ahora el comisario principal del pueblo y Blumkin es el presidente del Consejo Militar Revolucionario, al mando del Ejército Rojo Persa. También dicen que algún poeta lo sigue a todas partes, ya sea Yasenin o Isenin...
- Yesenin. Existe tal poeta”, confirmó Tolstoi. En definitiva, todo es como el nuestro, tanto el Ejército Rojo como los comisarios.
“Pero vamos a poner fin a esto”, dijo Pahlavi con firmeza. Y muy pronto. Y tú, Ataman, te sugiero que te unas a nosotros y venzas a tus comisarios y a los nuestros. Hay muchos cosacos de los Urales en mi brigada, sí, y no sólo de los Urales, Staroselsky es mi adjunto, Kondratyev es el jefe de estado mayor, los nombres les son familiares, confío en todas estas personas como confío en mí mismo. Y le encontraré un buen puesto, Vladimir Sergeevich. ¿Qué dices?
“No, Reza”, Tolstoi negó con la cabeza. Te agradezco hasta la muerte por abrigarme, calentarme, no olvidaré este siglo, pero ya no puedo luchar. Me defendí, vi demasiadas muertes, no tengo más fuerzas, perdóname generosamente. Permítanme seguir siendo un civil en Persia. Por supuesto, si uno de los cosacos expresa su deseo de serviros, no os disuadiré; al contrario, os llamaré, pero no iré;
“Bueno, bueno”, suspiró Pahlavi. Es una lástima, es una lástima, pero te entiendo. Vive en Persia, haz lo que quieras, aquí nadie te tocará. Y si me toca, me tratará.

***
“Mis queridos cosacos”, comenzó Tolstoi su discurso. Fui tu ataman durante casi 2 años, te llevé a la batalla con los bolcheviques, tú y yo recorrimos juntos un camino difícil desde Guryev a Teherán, y ahora ha llegado el último día de mi ataman. Nuestra santa Patria, la gran Rusia, pereció bajo los golpes de los bárbaros. Aparentemente enojamos tanto al Señor Dios que se alejó de nosotros. Pero creo que llegará la hora en que Rusia recobrará el sentido y será tan grande como antes. A partir de ahora dejo de ser vuestro jefe y, junto con otros, me establezco en el hospitalario suelo persa. Has elegido continuar sirviendo en la Brigada cosaca persa. Apruebo tu elección. Y a partir de ahora tiene un nuevo caudillo, querido señor Reza Pahlavi”, Tolstov hizo un gesto en dirección a Pahlavi. Ahora es tu padre, sírvele a él y a tu nueva Patria con tanta valentía como serviste a la gran Rusia. Si, el Señor Dios te bendiga!!!

***
A principios de 1921, el general Reza Pahlavi, apoyándose en la brigada cosaca persa, dio un golpe de estado y de hecho tomó el poder en sus propias manos. En septiembre de 1921, unidades del Ejército Rojo fueron retiradas del territorio persa y, en noviembre, la República Socialista Soviética de Persia cayó bajo los ataques de los cosacos Pahlavi. La brigada cosaca persa de Reza Pahlavi se convirtió en la base del ejército regular persa creado por el general. En 1925, la dinastía Qajar fue oficialmente derrocada y Reza Pahlavi fue proclamado nuevo Sha de Persia.
En 1979, su hijo Mohammad Reza Pahlavi fue derrocado como resultado de la revolución islámica, pero esa es una historia completamente diferente.
Tolstov vivió en Persia hasta 1923, luego se mudó a Francia y en 1942 a Australia, donde murió en 1956 a la edad de 72 años.
A finales de los años 80, comenzó un renacimiento de los cosacos en todo el país; sólo los cosacos de los Urales no revivieron. No había nada que revivir; ya no había cosacos de los Urales en su patria histórica. El único país donde se han conservado como grupo étnico es Uzbekistán, en el territorio de la República Autónoma de Karakalpakstán. Los cosacos de los Urales fueron exiliados aquí en 1875 por rebelarse contra el gobierno zarista. También se rebelaron contra el poder soviético, pero aún así en estos lugares la loca guerra no les afectó tanto. Viven de forma compacta, profesan ser viejos creyentes, hablan un dialecto especial, todos están registrados como rusos en sus pasaportes, pero siguen llamándose a sí mismos: cosacos de los Urales.

En la segunda mitad del siglo XIX, las dos potencias regionales de Oriente Medio, el Imperio Otomano y Persia, intentaron modernizar en gran medida sus fuerzas armadas. Estaba claro que el sistema tradicional de organización y entrenamiento de los ejércitos del sultán y del sha había dejado de ser útil. Se invitó a instructores de varios países europeos a formar nuevas unidades. Sin embargo, uno de los ejemplos más interesantes del uso de la experiencia europea en Oriente fueron los cosacos persas.

En 1848, Nasser ad-Din Shah Qajar, de diecisiete años, ascendió al trono del Shah de Persia. Era un representante de la dinastía Qajar, que gobernó el país desde 1795, un pueblo de la tribu Qajar azerbaiyana que se instaló en Transcaucasia después de la conquista mongola del territorio del Irán moderno. En 1795, el hijo de uno de los líderes del clan Koyunlu de la tribu Qajar, Agha Mohammed Qajar, tomó el poder en el país y estableció el poder de su clan. En el momento de los acontecimientos descritos, la creación de la brigada cosaca persa, Nasser ad-Din Qajar llevaba treinta años en el poder. En 1878 emprendió su siguiente viaje a países europeos, visitando el territorio del Imperio Ruso. El Sha regresó de Europa como un partidario convencido de la reorganización de su ejército según las líneas europeas. Trajo instructores militares de Francia y decidió fundar una escuela militar en Teherán. Durante un viaje al Transcáucaso ruso, el Sha quedó muy impresionado por los cosacos que lo custodiaban. Nasser ad-Din Qajar se inspiró en la idea de crear una unidad militar similar en Persia, para lo cual se dirigió al Gran Duque Mikhail Nikolaevich Romanov, que en ese momento era gobernador del Cáucaso, con una solicitud para enviar Oficiales cosacos rusos como instructores, para formar el ejército cosaco persa. A pesar de que el Imperio ruso había luchado repetidamente con Persia y, en general, las relaciones entre los dos estados vecinos estaban lejos de ser ideales, el liderazgo ruso decidió encontrarse con el Sha a mitad de camino. Además, la aparición en Persia de unidades militares dirigidas por oficiales rusos significó inevitablemente un aumento de la influencia rusa en la política del Estado persa. Por tanto, se recibió el visto bueno para enviar asesores militares a Persia. Así comenzó la historia de los cosacos persas de los Qajar Shah.

El teniente coronel Alexey Ivanovich Domontovich, de 32 años, ya era un oficial experimentado en el momento de los hechos descritos. Sirvió en la sede del Distrito Militar del Cáucaso, como oficial de estado mayor para asignaciones especiales. El teniente coronel, cosaco de Kuban de nacimiento, tenía a sus espaldas estudios en el 2.º Cuerpo de Cadetes de Moscú, la Escuela Militar Alejandro y la Escuela de Artillería Mijailovski, y catorce años de servicio militar. En 1864, Domontovich comenzó a servir como cucurucho de la undécima batería de artillería a caballo del ejército cosaco de Kuban, en 1872-1875. Estudió en la Academia Nikolaev del Estado Mayor, después de lo cual fue asignado al ayudante principal del cuartel general de la 38.a División de Infantería y ascendido a capitán. En 1876, el capitán Domontovich participó en la ocupación de Bayazet, Surp-Oganez, Bolshaya Karakilisa, Diadin y varias otras batallas. Por sus hazañas militares, el oficial recibió la Orden de San Petersburgo. Vladimir de cuarto grado con espadas y arco y fue ascendido a teniente coronel, por participar en las batallas de Dayar. Por tanto, no fue sorprendente que al discutir la candidatura de un asesor militar enviado a Persia, la elección recayera en el teniente coronel Domontovich. El 7 de febrero de 1879, Domontovich concluyó un acuerdo con el liderazgo persa sobre la llegada de una misión militar rusa a Persia y la formación de la brigada cosaca persa. El propio Domontovich fue nombrado primer comandante de la brigada y en 1880 recibió el rango de coronel. En 1879 se formó el primer regimiento de la brigada.

Fue muy interesante la organización del servicio de la brigada. Formalmente, la brigada cosaca persa estaba subordinada al Ministro de Guerra persa, pero en realidad estaba controlada por el enviado ruso a Persia. El comandante de la brigada cosaca persa era un oficial ruso con rango de coronel del Estado Mayor, que ocupaba oficialmente el cargo de jefe de entrenamiento de la caballería persa. Los oficiales y funcionarios rusos, que eran considerados sus asistentes, estaban subordinados a él. Cada regimiento de la brigada estaba comandado por un general persa, pero el comandante real de cada regimiento era nuevamente un oficial-instructor ruso. En cada regimiento de la brigada, subordinado al oficial instructor, había un suboficial que ayudaba en la formación del personal. Cada uno de los regimientos de caballería de la brigada estaba formado por cuatro escuadrones, que a su vez incluían cuatro pelotones.

Inicialmente se decidió reclutar al personal de la Brigada cosaca persa con muhajirs, descendientes de colonos del Cáucaso que fueron a Persia después de la victoria de Rusia en la Guerra del Cáucaso. Los montañeses eran considerados personas belicosas y valientes, familiarizadas con los asuntos militares desde la infancia, por lo que eran los más adecuados para el papel de los cosacos de la brigada. Con el tiempo, más de la mitad de los cosacos de la brigada procedían de las tribus kurdas montañosas del Kurdistán iraní, y el resto fue reclutado entre representantes de las tribus turcas de Irán, turcomanos y afganos. Los soldados de la brigada vestían el uniforme del ejército cosaco de Terek y estaban armados con rifles del sistema Berdan y espadas frías y dagas.

En 1882, el coronel Domontovich fue llamado a Rusia y después de un tiempo fue nombrado jefe de estado mayor de la División de Caballería del Cáucaso. Posteriormente ascendió al rango de general de caballería, estuvo al mando de la 2.ª División cosaca combinada y se retiró en 1906. El nuevo comandante de la brigada fue nombrado coronel del Estado Mayor Pyotr Vladimirovich Charkovsky. Formó dentro de la brigada el tercer regimiento cosaco y un escuadrón de veteranos "Kadama", de representantes de edades mayores. También se incluían en la brigada cosaca persa una batería de artillería a caballo, un escuadrón de la guardia del Shah y un destacamento musical. En 1885, el coronel Charkovsky, que partió para continuar sus servicios como jefe de estado mayor de la 21.ª División de Infantería del 3.º Cuerpo de Ejército del Cáucaso, fue reemplazado como comandante de brigada por el coronel Kuzmin-Karavaev. Dirigió la brigada hasta 1891, cuando fue reemplazado por el coronel Alexander Konstantinovich Shneur (comandó la brigada en 1891-1894).

Sin embargo, ya en la segunda mitad de la década de 1880. Los dirigentes rusos perdieron interés en la brigada, lo que inmediatamente afectó su apoyo financiero. El personal de la brigada comenzó a reducirse a 200-300 personas a mediados de la década de 1890. Nasser ad-Din Shah Qajar también perdió interés en la brigada. El Ministro de Guerra persa Naib os-Saltan, que estaba fuertemente influenciado por agentes británicos, insistió en general en la disolución de la Brigada cosaca persa. Según el ministro, bastaba con retener únicamente el convoy cosaco para acompañar al Sha. Sin embargo, Nasser ad-Din Qajar abandonó la idea de disolver la brigada, en gran parte porque no quería pelear con su poderoso vecino del norte. Pero el mando persa ya estaba empezando a discutir la posibilidad de sustituir a los oficiales rusos por instructores alemanes.

Las nubes se cernieron sobre la brigada, y quién sabe, tal vez durante 1894-1896. Habría dejado de existir si en 1894 no se hubiera nombrado un nuevo comandante de brigada: el coronel del Estado Mayor Vladimir Andreevich Kosogovsky. Kosogovsky, graduado de la Escuela de Caballería Nikolaev, sirvió anteriormente en el 12.º Regimiento de Húsares de Akhtyrsky, luego como ayudante superior en el cuartel general de la 2.ª División cosaca del Cáucaso, comandó un escuadrón del 22.º Regimiento de Dragones de Astrakhan y sirvió como oficial en jefe para asignaciones en el cuartel general del Distrito Militar del Cáucaso y el oficial del cuartel general para asignaciones especiales bajo el mando del comandante de las tropas de la región de Semirechensk. En 1890, el teniente coronel Kosogovsky se convirtió en oficial de estado mayor para asignaciones en el cuartel general del Distrito Militar del Cáucaso, y en 1894 fue ascendido a coronel y enviado a Persia para comandar una brigada cosaca.

El coronel Kosogovsky estaba lejos de ser un militar corriente. Hablaba con fluidez farsi y otros dialectos iraníes y estudiaba la vida y las tradiciones de los pueblos de Persia. Fue Kosogovsky quien propuso al Sha la idea de crear un nuevo ejército persa de tipo moderno sobre la base de la brigada cosaca persa. Reanudó el reclutamiento de personal para la brigada y en septiembre de 1894 había 500 cosacos bajo el mando del coronel. Sin embargo, hubo un escándalo. Cuando Kosogovsky abolió los privilegios de los muhajirs, algunos de ellos se rebelaron. El 5 de mayo de 1895, los muhajirs abandonaron la brigada y se quedaron con las pensiones heredadas. El Ministro de Guerra Naib os-Saltan, conocido por su actitud hostil hacia la brigada, invitó a los muhajirs que se habían ido bajo su mando y ya el 9 de mayo de 1895 anunció la creación de la brigada persa. Se suponía que sus instructores eran oficiales británicos, pero la embajada rusa intervino y el 24 de mayo de 1895 Shah Nasser ad-Din ordenó la disolución de la brigada Os-Saltan. Al mismo tiempo, el Shah firmó un acuerdo por el cual solo los instructores militares rusos servirían en la brigada. La intervención en los asuntos internos de la brigada estaba prohibida incluso para los líderes del Ministerio de Guerra persa.

Durante nueve años al mando de la brigada, Kosogovsky logró convertirla en la unidad más preparada para el combate del ejército persa. En consecuencia, la influencia del propio Kosogovsky en la vida política de Persia aumentó considerablemente. Se convirtió en uno de los principales asesores militares del Sha. En marzo de 1899, Shah Mozafereddin Shah Qajar, que reemplazó en el trono a Nasser ad-Din Qajar, asesinado en 1896, ordenó aumentar el tamaño de la brigada en mil personas. Así, la brigada cosaca persa se convirtió en una poderosa fuerza de 1.600 cosacos entrenados y bien armados. El propio coronel Kosogovsky en 1900, mientras se desempeñaba como comandante de la brigada cosaca persa, recibió el rango de general de división y continuó al mando de la brigada en este rango hasta 1903, cuando fue reemplazado por el coronel Fedor Grigorievich Chernozubov. En 1906, el coronel Vladimir Platonovich Lyakhov se convirtió en comandante de la brigada. Fue él quien comandó la brigada en 1908, cuando el 22 de junio, por orden del nuevo Shah Muhammad Ali, que reemplazó a Mozafereddin Shah Qajar, fallecido en 1907, el Majlis persa fue disparado con armas de artillería. Para ello, el Shah nombró a Lyakhov gobernador general de Teherán. Al ver la fiabilidad de la brigada, el Sha pensó en aumentar aún más su número. En 1913, unidades de la brigada, anteriormente estacionadas exclusivamente en Teherán, se desplegaron en Tabriz, Rasht y Hamadan.

En 1909, el coronel Lyakhov (en la foto) fue trasladado a Rusia, al puesto de comandante del 50.º Regimiento de Infantería de Bialystok, y en 1912 se convirtió en el jefe del cuartel general militar del ejército cosaco de Kuban. Ascendió al rango de teniente general y estuvo al mando del 1er Cuerpo de Ejército del Cáucaso, y después de la revolución y el comienzo de la Guerra Civil, las tropas de la región de Terek-Daguestán del Ejército Voluntario, fue asesinado en 1919. El nuevo comandante de brigada fue designado como nuevo comandante de brigada el príncipe coronel Nikolai Petrovich Vadbolsky, un participante en la guerra ruso-japonesa que sirvió como jefe de estado mayor de la División de Caballería del Cáucaso. A Vadbolsky se le atribuye haber liberado a la brigada de realizar funciones inusuales del servicio policial en las provincias del norte de Persia.

En el verano de 1916, la Brigada cosaca persa se reorganizó en la División cosaca persa. Lo ordenó en 1916-1917. El mayor general barón Vladimir Nikolaevich von Maidel: participante en la Primera Guerra Mundial y en 1917-1918. - Coronel Georgy Iosifovich Klerzhe, futuro jefe de estado mayor de las tropas de Ataman Semenov. Después del cambio de poder en Rusia, la división pasó a manos de los británicos, que ganaron una enorme influencia en Persia. En 1918-1920 La división cosaca persa estaba comandada por el último comandante ruso: el coronel Vsevolod Dmitrievich Staroselsky, ex comandante del Regimiento de Caballería de la Guardia, que partió hacia Persia después de la Revolución de Octubre. Al mismo tiempo, unidades de la división patrullaban la costa del Mar Caspio para impedir el desembarco de tropas soviéticas. Fueron ellos quienes obligaron a un destacamento de soldados del Ejército Rojo, comandado por Fyodor Raskolnikov, a abandonar las fronteras de Persia. La famosa aventura de “sovietización” de Persia fracasó en gran medida gracias a la división cosaca persa. Sin embargo, en 1920, bajo la presión de los asesores militares británicos, todos los oficiales rusos que servían en la división fueron despedidos y el mando fue transferido a oficiales persas.

A finales de 1920, la división se disolvió y cinco años más tarde el general Reza Khan (a la izquierda en la foto de 1910) fue proclamado Sha de Persia, dando origen a la nueva dinastía Pahlavi Shah. Irónicamente, Reza Khan provenía de la Brigada cosaca persa. Fue allí donde un joven llamado Reza Savadkuhi, mazenderano por parte de padre y azerbaiyano por parte de madre, comenzó a servir como soldado raso, y en 1898, a la edad de veinte años, fue ascendido a oficial y sirvió en el Brigada cosaca persa (y luego división) durante más de veinte años, alcanzando el rango de general en 1919. En 1921, en el apogeo de la agitación, el general Reza Khan, con la ayuda de amigos, oficiales y ex colegas de la brigada cosaca persa, capturó Teherán. Ahmed Shah Qajar se vio obligado a nombrarlo gobernador militar de la capital y luego ministro de Guerra. En 1923, Reza Khan encabezó el gobierno persa y en 1925 anunció el derrocamiento de Ahmed Shah Qajar y se convirtió en el nuevo gobernante del país.

El comienzo del siglo XX fue una época en la que el mundo se estaba derrumbando y remodelando ante nuestros ojos, a veces de maneras muy extrañas.

Por ejemplo, en julio de 1934, un oficial emigrante ruso Boris Skosyrev Llegó al pequeño principado europeo de Andorra y, siguiendo el ejemplo de Ostap Bender, confundió tanto a los miembros del Consejo General local que lo reconocieron unánimemente como rey. borisI. El reinado de este soberano no duró mucho, lo suficiente como para convertirse en un incidente internacional. Una semana después, se peleó con el pastor espiritual de Andorra. Obispo de Urgel y le declaró la guerra. Un destacamento de gendarmería italiana llegó a la capital del nuevo reino, lo que estranguló radicalmente el brillante reinado del desafortunado monarca.

Sin embargo, la historia también conoce casos más exitosos de ascenso al trono de personas de origen no real. La frase "Brigada cosaca persa" suena ridícula, pero esa unidad militar realmente existió, y el valiente cosaco Reza Khan luchó en ella.

Aprende del enemigo

Durante más de un siglo, los persas lucharon continuamente con los cosacos rusos en el Cáucaso, sufriendo enormes pérdidas y sin éxito. Finalmente, en 1878, el Sha de Persia Nasser al-Din Shah de la dinastía Qajar, impresionados por las proezas de los cosacos de Terek, se dirigieron al gobernador del Cáucaso, el Gran Duque. Mijaíl Nikoláievich con una solicitud para enviar oficiales para establecer una unidad militar similar en su dominio. En San Petersburgo no resistieron por mucho tiempo; esta era una oportunidad para fortalecer seriamente la posición de Rusia en Persia y comenzar a expulsar a los británicos, con quienes el Imperio ruso estaba envuelto en una guerra prolongada no declarada.

Se enviaron oficiales y suboficiales a Teherán. Oficialmente, la brigada estaba subordinada al Ministro de Guerra persa (y luego al propio Shah), pero en realidad estaba dirigida por el enviado ruso, especialmente porque el pago por esta unidad militar procedía del tesoro ruso. El comandante inmediato de la brigada figuraba modestamente como "el jefe de entrenamiento de la caballería persa" (recuerdo a los "expertos militares" soviéticos en Corea, Vietnam y países africanos). La brigada fue reclutada predominantemente entre caucásicos, que en un momento huyeron a Persia de las tropas rusas. Ahora ellos o sus descendientes tenían que servir bajo el mando de oficiales rusos. A la brigada cosaca se le asignó una tarea responsable: proteger al propio soberano, a los miembros de su familia, a los altos funcionarios del estado y a los miembros del cuerpo diplomático. A principios del siglo XX, la brigada era, con razón, venerada como la parte más organizada y preparada para el combate del ejército persa.

chico capaz

Fue en ese momento cuando un "cosaco" de catorce años se unió a las filas de la brigada. Reza Khan Savadkuhi. El origen del recluta era bastante común para esta unidad militar. Nació y creció en el pequeño pueblo de Alasht en el norte de Persia. Tenía talentos indudables, conocía varios idiomas, pero prácticamente no tenía educación y tenía dificultades para escribir. Sus antepasados ​​guerreros vivieron en el Cáucaso, su abuelo ya era mayor en el ejército persa y su padre era coronel. Sin embargo, Reza Khan apenas lo recordaba: murió cuando el futuro cosaco era todavía un niño. Hijo de una esposa más joven, tenía cada vez menos posibilidades de recibir una pequeña herencia, pero se distinguía por un excelente desarrollo físico y una apariencia representativa. El servicio en una unidad privilegiada le dio una posición relativamente buena y la oportunidad de ascender al rango de oficial. Entonces este fue el colmo de los sueños de Reza.

El servicio le resultaba fácil; jinete natural y gruñón, rápidamente atrajo la atención de los comandantes. En 1900 obtuvo finalmente el grado de primer oficial. Después de otros tres años, se le confió una misión responsable: proteger al cónsul holandés. General Fritz Knebel, cuyo guardaespaldas era el joven y apuesto Reza Khan, apreciaba al oficial inteligente y curioso. Gracias al holandés, dominó los conceptos básicos de la diplomacia con conocimientos políticos y adquirió un conocimiento profundo de la ciencia militar europea. En 1910, Reza ya se había convertido en el capitán de la brigada cosaca persa, no solo un gallardo jinete, sino también un oficial muy informado. Hay que decir que tal ascenso en esta brigada fue la excepción y no la norma; el estado mayor aquí era predominantemente ruso. Pero aquí el capitán Reza Khan tuvo suerte: en 1916, en plena Primera Guerra Mundial, se decidió ampliar la brigada a una división.

Entre dos fuegos

A diferencia de los cosacos persas, Gran Bretaña, como si fuera un aliado de Rusia en la Entente, formó unidades de fusileros del sur de Persia siguiendo el modelo de los cipayos indios para proteger sus intereses en Persia. Rusia no pudo soportar esto y aumentó su presencia en una región estratégicamente importante (cerca estaba Bakú, que en ese momento proporcionaba la mayor parte del petróleo en el mercado mundial). Se necesitaban muchos más oficiales que antes y se necesitaban expertos militares rusos en los frentes de guerra con Alemania, Austria-Hungría y Turquía. Aquí es donde Reza Khan se convierte en coronel y comandante de un destacamento separado de Qazvin. Cuando era niño, mirando a los valientes cosacos con abrigos circasianos, con gazyrs, sombreros peludos, sables decorados y dagas en el cinturón, solo podía soñar con esa carrera. Sin embargo, en realidad su ascenso apenas comenzaba.

La revolución en Rusia puso en marcha mecanismos de política mundial hasta ahora desconocidos. La mayoría de los oficiales de la división cosaca se pusieron del lado de los blancos, pero los bolcheviques también miraban las tierras persas con considerable interés: ¡la revolución debe ser mundial! En 1920, un destacamento de marineros bajo el mando de un ex guardiamarina de la Armada Imperial Fedora Ilyina (Raskolnikova), comandante de la flotilla Astracán-Caspio, desembarcó en el puerto persa de Anzeli, supuestamente para devolver los barcos secuestrados por la Guardia Blanca. Pero pronto el grupo de desembarco fue rodeado por cosacos que patrullaban la costa del Caspio y arrojado al mar. Los héroes de esta batalla fueron los oficiales cosacos rusos que permanecieron al servicio del Shah. Estaban dirigidos por Reza Khan. Sin embargo, una muestra tan vívida de eficiencia en la lucha y lealtad no agradó tanto a los débiles. Ahmad Shah, cuánto asustó a la misión militar británica, que planeaba apoderarse de los campos petrolíferos de Bakú. Los británicos comenzaron a presionar activamente al Sha y a su primer ministro, exigiendo la disolución de la división cosaca. Dado que después del colapso del Imperio Ruso la financiación de la unidad militar "aliada" recaía ahora sobre sus hombros, no fue difícil "cortar el oxígeno".

Sardar Sepah

Aquí es donde las lecciones aprendidas del cónsul holandés resultaron útiles para el coronel Reza Khan. En la noche del 20 al 21 de febrero de 1921, sus cosacos apoyaron el golpe en la capital. El nuevo primer ministro aprobó al líder militar del levantamiento como comandante de la revivida división cosaca y le concedió el rango de general (con el alto título de "Sardar Sepah"). Pronto Reza Khan se convirtió en gobernador militar de la capital, comandante en jefe y ministro de guerra de Persia. Una de las primeras acciones del nuevo gobierno el 26 de febrero de 1921 fue la firma de un tratado de amistad con el gobierno soviético. Los británicos podían morderse los codos, pero su acceso al petróleo de Bakú estaba bloqueado.

Un par de años después, el propio Reza Khan se convirtió en Primer Ministro de Persia, y dos años después sucedió lo increíble: el 31 de octubre de 1925, el Majlis (parlamento) anunció el derrocamiento de Ahmad Shah y de toda la dinastía Qajar, y en diciembre El 12 de diciembre, el apuesto cosaco Reza fue declarado Shah de Persia -khan, quien llegó a ser conocido como Reza Pahlavi. El nuevo Shahinshah no tenía nada que ver con la antigua dinastía parta de los Karen-Pahlavids, pero su nombre sonaba mucho más magnífico que antes.

Fue aquí donde quedaron claros una serie de detalles que antes no se habían enfatizado. Catalogado como musulmán chiíta, el nuevo Sha resultó ser zoroástrico e introdujo una serie de innovaciones que convirtieron a la antigua Persia en una potencia secular en desarrollo activo. Se adoptaron leyes sin precedentes para estos lugares, incluido un código civil, una ley contra la incautación violenta de tierras, se introdujo un impuesto aduanero autónomo... El Shah construyó activamente carreteras y ferrocarriles, construyó fábricas, distribuyó parcelas de tierra a cuatro millones de campesinos pobres. , prácticamente eliminó el analfabetismo en el país, otorgó a las mujeres el derecho al voto. ¡Fue bajo su mando, en 1935, que se emitió un decreto sobre la eliminación del velo! Ese mismo año, el antiguo nombre del país, Persia, se cambió a Irán, es decir, país de los arios.

En el caballo equivocado

El tema ario fue generalmente popular en los años 30 del siglo pasado, sobre todo en Alemania, que tenía la misma relación con este pueblo antiguo que Shah Reza con los partos (traducido por Pahlavi como "parto"). Esto llevó al interés de los “verdaderos arios” por los verdaderos iraníes y probablemente determinó el destino del más progresista de los gobernantes orientales de esa época. Vio en el Reich de Hitler un contrapeso a la URSS y Gran Bretaña, con los que Irán tenía muchos problemas, y mantuvo contactos diplomáticos activos con los alemanes.

En 1941, la Unión Soviética y Gran Bretaña, temiendo el despliegue de bases alemanas en la costa del Caspio, exigieron que el Sha permitiera la entrada de tropas aliadas en su territorio. Reza Pahlavi declaró su neutralidad y se negó. Luego, el 25 de agosto, las tropas soviéticas y británicas del norte y del sur comenzaron a avanzar hacia el interior, unas hacia otras. No queriendo un derramamiento de sangre sin sentido, Reza Pahlavi abdicó del trono en favor de su hijo y abandonó el país. Murió en Johannesburgo (Sudáfrica) en 1944. Tras el final de la guerra, sus restos fueron devueltos a su tierra natal y en 1949 el Majlis concedió al difunto soberano el título de “Grande”. Así terminó la larga y gloriosa epopeya del cosaco ruso-persa, el padre de Irán.